Cuenta la leyenda que allá por el año 1996, los alumnos de 3º de BUP del IES Ruiz de Alda estaban disgustados y contrariados porque no se les permitía organizar fiestas en los pubs de Lo Pagán, como otros años, para recaudar fondos para su viaje de estudios.
Ese año
el plan era ir a Londres. Sería un viaje en avión (la primera vez en el
instituto) y con una estancia de una semana . Necesitaban muchos fondos,
la frustración era grande. Desanimados y quejosos, escuché sus dificultades.
Habíamos proyectado ese viaje desde su primer año en el centro. Las
dificultades son siempre una oportunidad de empezar algo nuevo. Les propuse que
habría otras posibilidades de recaudar dinero. Podrían vender churros los
domingos por las casas o vender rosas para el día de San Valentín.
Lo de vender
churros no prosperó. Madrugar un domingo tras la noche del sábado, no era una
opción. Faltaban un par de semanas para San Valentín, y no mucha gente sabía en
qué consistía la celebración por aquel entonces. Gracias al padre de una
alumna, nos pusimos en contacto con un invernadero de la zona y comenzamos a
crear todo lo demás.
Compramos 300
rosas. Dibujamos unas rudimentarias tarjetas en folios de papel, para recoger
la información del destinatario, y nos ofrecimos a entregar las rosas en
mano a los alumnos en las clases, algo que llamamos Inter-aula.
Las chicas,
siempre más temerarias, convencieron al chico más guaperas de aquel año
para vestirse de Cupido, y repartir él las rosas. Fue todo un éxito.
Los alumnos salieron
a la hora del recreo a vender rosas por la zona de San Javier a los extrañados viandantes.
Me enteré tiempo después, con sorpresa, que algunos valientes se habían
acercado al antiguo hospital de Los Arcos a vender rosas en la planta de
maternidad; ¡¡¡iban tocando el violín por los pasillos…!!! ¡¡Poético!! Una
rosa fue entregada a una enfermera a las puertas de quirófano.
De aquellas
primeras 300 rosas, sólo 100 se vendieron en el instituto; otras 100 se
vendieron en la calle y el resto nos las repartimos entre los que trabajamos,
para llevar cada uno un detalle a las familias.
Fuimos a
Londres, y fue un viaje entrañable e impactante.
Al año siguiente,
para mi sorpresa, los alumnos del siguiente curso de 3º de BUP, se acercaron
deseosos de organizar nuevamente la venta de rosas por San Valentín. Ya no
había problemas para organizar las fiestas, ni había problemas de
presupuesto, pero algo se había quedado impregnado en la retina o en el
imaginario de la siguiente generación, y luego de la siguiente…. y de las
siguientes...
Veinte años
después compruebo cómo los alumnos que llegan a organizar el viaje han
fantaseado desde su primer año en el centro como espectadores, con vivir ellos
su propio San Valentín como protagonistas.
De las 300
rosas del primer año hemos llegado, en los años de bonanza, a casi 3.000 rosas,
prácticamente todas vendidas dentro del centro. Los alumnos empiezan a elaborar
las tarjetas con meses de antelación. Cada año tiene su estilo propio, cada año
se incorporan las vivencias o la creatividad de cada generación, los poemas,
los carteles, las fotografías. De aquel primer Cupido dubitativo hemos
pasado a tener turnos de Cupidos cada hora, con sus alas originales e
imaginativas. Los profesores del centro han disfrutado o lamentado, en
ocasiones, el trasiego de los repartos de rosas por los pasillos. Son
mensajeros de amor, de afecto, de cariño que acuden resplandecientes a su
misión.
Las rosas en
el Ruiz de Alda han sobrepasado la encorsetada costumbre de tener un detalle
con tu enamorad@, porque en nuestro centro las rosas son en muchas ocasiones un
pretexto para saludar a un amig@, un compañero, un recién llegad@. Van más allá
del amor, son afecto viajando envuelto en celofán trasparente con un lacito rojo.
Hay rosas para la cantinera, las conserjes, limpiadoras, secretarias, los
jefes de estudios, para los tutores, o tutorandos... Hay amigos invisibles de
rosas, y es una delicia ser testigo de los besos y abrazos intercambiados a lo
largo del día al recibir cada rosa, cada tarjeta original, o cada mensaje
cariñoso. Es una mañana llena de sorpresas.
A lo largo de
estos años, antiguos alumnos del centro han compartido la experiencia en sus
nuevos centros extendiendo la actividad por la comarca. Incluso unos alumnos lo
presentaron como proyecto fin de carrera en Empresariales, en Murcia. Todo un
orgullo. Todos los años antiguos alumnos se acercan rememorar su año en San
Valentín, y se quedan a echar una mano. El secreto es siempre
hacerlo con mucho amor.
Tras el día
de San Valentín, hay un antes y un después en la madurez de los alumnos.
Las tardes vividas trabajando en una tarea en común, cohesiona un grupo
especial. Las horas de trabajo creativo, compartiendo dudas, o miedos,
inquietudes adolescentes, se convierten en una suerte de arte-terapia.
Son sus primeros pasos en ese territorio tan escurridizo del
enamoramiento, explorando el arte de encontrar la palabra adecuada que
despierte el deseo en el otro. El esfuerzo de limpiar y empaquetar las rosas, venderlas
y gestionar el dinero recaudado, crea unos vínculos que los alumnos viven con
entusiasmo. Hay un momento en que lo importante es que el día salga bien, el
centro esté contento, a nivel de organización y de orden, y todo el mundo se
vaya con una sensación agradable, y un recuerdo agradecido.
¡Al final del
día, agotados y emocionados, se han convertido en empresarios, o nuevos
emprendedores!
Muchos
alumnos que colaboran ni siquiera van al viaje, ni reciben beneficios
económicos, y sin embargo acuden cada día a ayudar porque esta actividad ya no
es de aquellos primeros alumnos innovadores, ni siquiera es de la primera
profesora que se atrevió a animarlos, esta actividad ya les pertenece a
ellos por derecho propio, porque han estado deseando que llegara su momento
desde el primer año que la vivieron en el instituto, y ellos son los que hacen
que sea posible… Porque, ¡cada generación se merece tener su San Valentín!
Mi más
emocionado recuerdo a aquellos pioneros de hace 20 años. Ha sido un buen
legado.
Este año 2015, nuevamente, los alumnos de 1º de Bachillerato, durante la mañana del viernes 13 de febrero, entregarán en el IES Ruiz de Alda las rosas encargadas.
¡Feliz San
Valentín a tod@s! ¡¡¡Qué recibáis muchas rosas!!!
Ángeles Grande
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