7 de junio de 2010

ITALIA 2010

Este curso, entre el 22 y el 28 de marzo, nos hemos ido a Italia. Siempre Italia. Pero, no por ello, menos soprendente, ni siquiera para quienes repetimos. ¡Qué podría decir de quienes la visitan por primera vez!
Esta vez hemos viajado de Norte a Sur: llegamos en avión a Bérgamo, cerca de Milán, y del aeropuerto a Verona, la ciudad de los amantes Romeo y Julierta: ciudad acogedora, tranquila, con restos arqueológicos, monumentos de distintas épocas, iglesias, escalinatas, murallas... Inolvidable la visita a la casa de Julieta.
Venecia, a la que se llega lentamente, en el vaporeto, lo que permite una aproximación que ralentiza y aumenta el disfrute al verla asomarse, ampliarse en sus detalles y asombrarse cuando desembocas, casi bruscamente, en la apabullante magnificiencia de la plaza de San Marcos; y te pierdes por las callecitas estrechas, las oleadas de gente, las majestuosas fachadas asociadas a nombres como Casanova o Marco Polo; y cruzas puentes "de película" y das una vuelta en góndola por el Gran Canal. Si eres amante del séptimo arto, no es raro que puedas sentirte protagonista de la película que crees estar viviendo.
Tercer día: de camino hacia Florencia, adonde llegamos de noche, pasamos y nos detuvimos en Siena; después en Pisa, cuya famosa torre inclinada se eleva en una enorme "prado", el Campo, junto al Duomo y el Baptisterio.
Florencia. Suena a tópico, pero la ciudad destila arte por todos sus rincones. Ni hay palabras ni tiempo o espacio para poner por escrito lo que se ve y se disfruta con la visita a esta señorial ciudad, cuya sublimidad contagia el espíritu de quien la mira y la admira.
Después, Roma. ¿Qué decir de la ciudad más visitada del mundo? Es abrumadora, aplastante, llena de belleza hasta hartarte: calles, plazas, basílicas e iglesias, su riqueza monumental, sus museos, la bajada a las catacumbas, sus tiendas, la degustación de sus platos y especialemente sus helados, su aroma, la historia que destila...
Creo que para todos ha sido un viaje inolvidable, por lo que hemos visto y también por lo que hemos vivido, todos juntos, porque en un viaje de estudios, somos, por encima de profesores y alumnos, "compañeros de viaje".
Luis Soriano


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